La manera en la que va a transcurrir la vejez de un ser humano es impredecible. Algunas personas tienen lucidez y actividad física suficiente durante toda su vida, pero algunas otras pierden independencia al final de sus días.
Es por eso que existen las residencias de ancianos, para atender a las personas que necesitan cuidados. Sin embargo, hay que saber determinar en qué momento eso se vuelve una necesidad. En este post vamos a hablar de esas señales que podrían significar que se requiere internación.
¿De qué trata una residencia de ancianos?
Una residencia de ancianos Madrid, y en cualquier otra ciudad, consiste en un lugar adaptado para recibir a un grupo de residentes, proveyendo vivienda, alimentación, cuidados personales, atención médica y más.
En las residencias, los ancianos están vigilados todo el tiempo, se les administran sus medicamentos y se les cuida según sus necesidades.
¿El anciano vive solo?
Hay un aspecto que determina todas las demás señales y es si la persona vive sola. También hay que considerar si, al vivir con alguien, este está dispuesto o capacitado para ayudar al anciano.
Los mayores que viven acompañados, con alguien que los asiste en cuestiones sencillas, pueden retrasar su ida a la residencia. Por ejemplo, si le preparan los alimentos, lo acompañan a salir, vigilan que no se haga daño, etcétera.
Aun viviendo acompañados, en muchas ocasiones se requiere internación. Esto pasa cuando la atención se vuelve muy demandante, se requieren cuidados especializados o el cuidador sufre de cansancio o agotamiento.
Señales a considerar
- Necesidad de ayuda en actividades diarias. Si la persona mayor requiere asistencia para comer, ir al baño, ponerse de pie, caminar, acostarse o realizar rutinas de higiene personal.
- Olvidos y confusión. Episodios de confusión, olvidos y pérdida de memoria. Hay que hacer notar que esos olvidos pueden constituir peligros, por ejemplo, si olvida apagar la estufa, si no sabe regresar a casa, etcétera.
- Dificultades para cuidar de sí mismos. Si el mayor no puede organizar la toma de sus medicinas, no sabe determinar síntomas médicos, no es capaz de llamar para pedir ayuda o situaciones similares que puedan ponerlo en peligro.
- Movilidad reducida. Si el mayor ha visto disminuidas sus capacidades físicas y, por lo tanto, no es independiente.
- Diagnósticos. Si el mayor tiene un diagnóstico de demencia senil o alguna otra enfermedad incapacitante y que le impida cuidarse a sí mismo.
- Necesidades sociales. Si el mayor vive solo, no tiene contacto con familiares o amigos y se siente solo, es posible que requiera una residencia para socializar.
Características a buscar en una residencia para mayores
- Autorizaciones y certificados. Solicita y verifica la documentación legal, incluyendo las autorizaciones y certificados de actividad. Una residencia debe estar controlada por el ente correspondiente para garantizar una atención de calidad.
- Personal cualificado. Busca una residencia con personal profesional, como asistentes geriátricos, técnicos de enfermería, médicos y demás. El cuidado de ancianos no es algo que se pueda improvisar, se necesita entrenamiento y formación.
- Accesibilidad, ubicación y horarios. La ubicación cerca del transporte público es primordial para facilitar las visitas. También es bueno que se encuentre en la misma ciudad que los familiares o amigos más cercanos. Es importante que los horarios de visitas sean amplios y flexibles.
- Habitaciones e instalaciones. Verifica que las habitaciones estén equipadas y adaptadas para las necesidades de los residentes. Además, evalúa los espacios comunes, jardines y zonas verdes.
- Alimentación. Asegúrate de que la residencia ofrezca una alimentación adecuada, adaptada a las necesidades médicas de cada residente.
- Buena luminosidad. Espacios bien iluminados y ventilados contribuyen al buen ánimo y bienestar de los residentes.
- Oferta cultural, recreacional y de ocio. Busca residencias que ofrezcan actividades recreativas, talleres y eventos para mantener una vida activa y social. También actividades productivas como manualidades, jardinería, pintura, etcétera.
Elegir una buena residencia para mayores implica considerar las señales de necesidad, buscar características específicas y valorar los beneficios tanto para el mayor como para su familia.